lunes, 22 de diciembre de 2014

LAS RUSSIAN IMPERIAL STOUTS: DE LOS SUBURBIOS LONDINENSES A LA CORTE DE LOS ZARES.


  Cada uno de los 516 de estilos de cerveza reconocidos hoy en día posee una historia propia y un origen particular. Algunas de ellas son tan evocadoras y sugerentes para cualquier cervecero como la que resumimos hoy en este post: la historia de las Russian Imperial Stout. Según se cuenta en numerosas crónicas, las pioneras en la interesante familia de las cervezas negras fueron las Porter. Se trataba de cervezas oscuras, elaboradas en la Inglaterra del siglo XVIII con maltas excesivamente tostadas  y muy lupuladas, tradicionalmente consumidas por gentes con tan poco poder adquisitivo como nivel de exigencia.
Hay quien afirma que el origen de estas maltas tan oscuras, pobres en azúcares pero que otorgaban a aquellas cervezas un intenso color casi negro y aromas torrefactos, está en las primeras malterías que comenzaron a tostar sus maltas con coque, subproducto de la revolución industrial, más barato que el carbón pero que echaba a perder algunas partidas de cebada por sobretueste (afortunadamente los métodos no son los mismos y las materias primas utilizadas poco tienen que ver con las de hace tres siglos). Con estas maltas baratas se elaborarían cervezas que eran ávidamente consumidas por gente de dudosa alcurnia, entre los que se encontraban los pendencieros  porteros de los pubs y tabernas, de los que derivaría el apelativo de Porters para esta oscura bebida. Pero poco a poco se fue popularizando esta cerveza en las capas más humildes de Londres. Llegaron a alcanzar tanto éxito que los cerveceros irlandeses intentaron emularlas, consiguiendo unas cervezas más densas, alcohólicas y aromáticas que acabaron denominándose Stouts. Algunos relatos cerveceros cuentan que tal apelativo hacía referencia a los Porters Stouts (Porteros valientes) que serían capaces de aficionarse a esta cerveza aún más fuerte que sus Porters de toda la vida. Este estilo sería popularizado por la empresa Guinness.


Fábrica de Ginness, donde se elaboraron las primeras Imperial Stout industriales.

   Los cerveceros londinenses, celosos de la afortunada receta de sus colegas irlandeses, la copiaron y adaptaron rebautizándola como Imperial Stouts, convirtiéndola de paso en una de las cervezas de renombre del imperio británico. Pero este relato no acaba aquí y en poco tiempo, gracias a una casualidad y a los vericuetos de la historia, estas cervezas llegaron a alcanzar un abolengo totalmente insospechado en sus orígenes de los barrios bajos londinenses. Y ocurriría a muchos miles de quilómetros de distancia de las cervecerías inglesas. Regularmente se exportaba  cerveza británica a buena parte de Europa, incluyendo Rusia. En una de las partidas, la expedición comercial hubo de atravesar una larga extensión del norte de Rusia durante el invierno, con lo cual la mayoría de las cervezas se congelaron y se deterioraron. Pero algunas se salvaron, concretamente las de un pequeño lote de cerveza negra destinada a los trabajadores de las fábricas que, a modo de desayuno,  la mezclaban con un chorro de leche antes de entrar al trabajo. Se trataba de las Imperial Stouts que, por su elevado grado alcohólico, poseían un límite de congelación más elevado que el resto de cervezas de la partida. Para no dejar desabastecida a la corte de los zares, gran consumidora de cervezas inglesas, se derivaron estas cervezas negras a las bodegas más aristocráticas del país. Sorprendentemente, la acogida de estas cervezas negras fue extraordinaria y los zares comenzaron a encargar grandes cantidades de esta bebida, cuya receta sólo conocían algunos cerveceros ingleses.


Libro de exportaciones de cerveza inglesa

  Desde entonces, las Russian Imperial Stouts dejaron de ser tan minoritarias y han tenido tiempo para convertirse en algunas de las cervezas  negras más prestigiosas del mundo.
Se trata de cervezas diametralmente opuestas en muchos sentidos a las Pilsen industriales que inundan nuestro mercado. De hecho, si existe una antítesis del concepto de cerveza ligera y refrescante, esa antítesis se llama Russian Imperial Stout. Son cervezas contundentes, aromáticas, densas, alcohólicas y torrefactas, que piden calma para ser disfrutadas en toda su plenitud. Pueden considerarse como las cervezas de degustación por excelencia. Al contrario que la mayoría de cervezas, se consideran apropiadas para finalizar cenas y para acompañar postres.
  Y dado que en Cervezas Arcadia queríamos celebrar de una manera especial nuestras primeras fiestas navideñas, nos hemos propuesto emular aquellas cervezas de los zares. En su etiqueta, evocando una época y a nuestro animal de cabecera, el grabado de una liebre representando la constelación Lepus en un mapa estelar ruso del siglo XVIII.




  Arcadia Imperial es una edición limitada, elaborada de forma totalmente artesanal con cuatro tipos de malta y cinco lúpulos distintos. Posee una maduración de varios meses y la hemos querido presentar en botella de medio litro. Para compartir y para brindar.  


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