Una pregunta recurrente que nos hacen a menudo es porqué
nuestra empresa se llama Arcadia. A nosotros nos encanta responder cada vez que
nos la hacen y contar la historia de este nombre y todo lo que para nosotros
significa. Por eso no nos parecía mal dedicar un artículo de este blog para
explicar la historia de nuestro nombre.
Ni la cerveza ni la pasión por beberla son cosas nuevas, ni
mucho menos, pues se trata de algo que ya existía en nuestra tierra hace miles
de años. Antes, mucho antes de la romanización de la Península Ibérica y de la
introducción de la vid – junto con el hábito de beber vino-, los pueblos
indígenas ya se embriagaban, se alimentaban y saciaban su sed con cerveza.
La Beturia que encontró Plinio, delimitada por el Betis y el Anas y atravesada por el Matachel, hubo de ser muy parecida al paisaje actual de la foto (Valle del Matachel). |
En el mosaico de territorios indígenas que se encontraron
los romanos en la Península, estaba el que denominaron como Beturia, nación
situada aproximadamente entre el curso de los ríos Anas (Guadiana) y Betis
(Guadalquivir) y poblada por Túrdulos y Célticos. Ambos pueblos estaban
separados por el río Matachel y, si los primeros – al levante- eran ganaderos,
orfebres y músicos, los segundos – al poniente- eran más dados a la
agricultura, la minería y la escritura.
Estos pueblos formaban parte de culturas autóctonas pero mucho menos primitivas de lo que el juicio preconcebido de la metrópoli romana daba por hecho cuando englobaba a todos los indígenas bajo el apelativo de “bárbaros”. Una de las personas que quedó impresionada con la realidad de estos pueblos, que apenas coincidía con las connotaciones salvajes que otorgaban la versión oficial, fue Plinio el Joven, sobrino de uno de los naturalistas más insignes de todos los tiempos (Plinio el Viejo) y que en el siglo I quedó maravillado ante estos territorios fértiles y feraces de secano, en los que se cultivaba cebada, se hacía música, se escribía en verso y se pastoreaban ganados. Para él, según dejó escrito en sus “cartas”, representaban la encarnación de la mítica Arcadia, la tierra legendaria de la que hablaban las crónicas clásicas griegas en las que, según los autores antiguos, convivían músicos, pastores, agricultores y poetas. Una especie de Edén fértil que era fácil de idealizar para alguien encorsetado por los usos de la civilización urbana.
Estos pueblos formaban parte de culturas autóctonas pero mucho menos primitivas de lo que el juicio preconcebido de la metrópoli romana daba por hecho cuando englobaba a todos los indígenas bajo el apelativo de “bárbaros”. Una de las personas que quedó impresionada con la realidad de estos pueblos, que apenas coincidía con las connotaciones salvajes que otorgaban la versión oficial, fue Plinio el Joven, sobrino de uno de los naturalistas más insignes de todos los tiempos (Plinio el Viejo) y que en el siglo I quedó maravillado ante estos territorios fértiles y feraces de secano, en los que se cultivaba cebada, se hacía música, se escribía en verso y se pastoreaban ganados. Para él, según dejó escrito en sus “cartas”, representaban la encarnación de la mítica Arcadia, la tierra legendaria de la que hablaban las crónicas clásicas griegas en las que, según los autores antiguos, convivían músicos, pastores, agricultores y poetas. Una especie de Edén fértil que era fácil de idealizar para alguien encorsetado por los usos de la civilización urbana.
Castro celta de Capote, uno de los asentamientos de la Beturia. |
Así las cosas, dado que nuestra fábrica de cervezas se
encuentra lo que fue la Beturia céltica, es decir en plena Arcadia de Plinio,
dado que los habitantes de aquel paraíso tenían la buena costumbre de elaborar
y beber cerveza y dado que a nosotros no nos desagradaba la idea de evocar la
tradición de secano fértil de nuestra tierra, la que durante siglos dio lugar a
cebadas cerveceras, las razones para bautizar a nuestro proyecto como Arcadia
estaban servidas.
Cebada cervecera. |
En todas las cajas de nuestra cerveza aparece el siguiente párrafo:
“En las dichosas lomas de aquella Arcadia, en los campos por
los que retoza en su locura la liebre de marzo, los descendientes de los
betures laboran y fermentan sus cebadas para beber en las noches de charla. Así
lleva siendo durante casi tres milenios. Y seguirá siendo, al menos, mientras
se coseche cebada y se practique la charla”.
(En este párrafo también hace acto de presencia la liebre,
la liebre de marzo concretamente. Pero este personaje y símbolo de nuestras
cervezas bien se merece otra entrada, que será la próxima).
¡¡ Si señor!!, cultura y conocimiento cervecero. He probado la Arcadia Blonde Ale en Cáceres y está muy buena. Estupendos artículos artículos en este blog. ¡Ánimos! y a seguir haciendo las cosas así de bien.
ResponderEliminarTani Luján